El mito como herramienta mágica

El mago posmoderno cuenta con una gran cantidad de herramientas para ser utilizadas en su quehacer mágico, y una de las más poderosas es el mito y la mitología. Si algo nos legó la magia del caos, es el uso de la creencia como herramienta mágica. En este ensayo veremos algunas interpretaciones sobre la mitología y su uso para nuestras prácticas, como también buscaré romper con una serie de ideas y supersticiones que son muy comunes entre las personas.

            Antes de ir al costado pragmático del asunto, tenemos que comenzar por aclarar algunas ideas, la primera es que, un mito es un relato, similar a un cuento, que nos habla sobre situaciones, en su mayoría fantásticas, nos relatan las hazañas de los héroes, los dioses, sus antagonistas, hay mitos creacionistas, hay mitos que hablan sobre regiones y tierras en particular, otros son la historia y la vida de tal o cual divinidad. Todo esto forma parte del folclor mitológicos de diferentes culturas, sobre todo antiguas, aunque también las hay modernas.

            Cuando buscamos saber sobre tal o cual divinidad, usualmente comenzamos haciendo un trabajo de investigación antes de ponernos a trabajar mágicamente, buscamos si tuvo culto, que cosas se hacían, cuáles eran sus ofrendas, canticos, ritos, etc. Luego vamos a su mitología, y tras analizar todo esto, hacemos una síntesis que nos permite trabajar mágicamente. Estos suelen ser los procesos convencionales que un mago aplica, al menos así es como lo hago yo en la mayoría de los casos cuando quiero explorar el trabajo con tal panteón, mitología, o divinidad.

            Aquí es necesario hacer una pausa y comenzar a aclarar algunas ideas, la primera, tanto la mitología como los mitos no son una serie de verdades históricas ni antropológicas, es decir que eso nunca pasó. Son relatos y deberían ser tomados como tal. Con esto quiero decir, Tiamat nunca fue rebanada al medio por Marduk, Prometeo no le robó el fugo a los dioses para dárselos al hombre, Lilith no se fue exiliada del Edén gritando los nombres de Dios, etc. ¿Por qué digo esto? Porque sucede, o me sucede con mucha frecuencia que las personas acuden a mí creyendo que esto pasó, hay quienes defienden el mito a capa y espada, como si de un dogma religioso se tratara, buscando imponer una suerte de verdad absoluta en todo esto. Está claro que así se han formado las religiones imperativas, y muchas veces se busca hacer lo mismo, con ideas extremas, y me lo permito, algo absurdo, con algunas corrientes mágicas. Pero al final no solo no comparten los principios esenciales del Sendero Izquierdo, sino que son un dogma religioso y ¿por que no decirlo? un culto de inadaptados sociales.

            El mito tiene un valor enorme para un mago moderno o más bien posmoderno, y lo emplea como una primera aproximación antes del ritual. El mito fue creado por el hombre para describir algunas cuestiones religiosas, mágicas, y de la propia sociedad en la que se vivía. Si uno observa con detenimiento, los dioses de muchas de las mitologías antiguas, son criaturas extrañas y alejadas del hombre pero a sus vez repleta de dramas muy humanos, infidelidades, traiciones, celos, amoríos, etc. Esto es muy observable en la mitología griega, por ejemplo. Y es acá cuando vemos que fue la mano y la creación del hombre, en un intento por comprender la naturaleza de estas fuerzas, fuerzas que cuando nos acercamos a nivel ritual, comprendemos que no tienen un interés real por el drama de la vida cotidiana.

            Es importante entender, si queremos hacer un trabajo mágico equilibrado, que los dioses, demonios, espíritus, etc. son aliados, mentores y guías dentro de nuestros procesos mágicos, y que se deberían tomar como modelos, asumiendo que tienen un rol iniciático, pero que no son seres humanos, ni tienen las mismas emociones o vivencias que nosotros. Humanizar a los dioses es parte del proceso, porque le quitamos lo desconocido, pero a su vez, más vamos ascendiendo o descendiendo, depende de cómo lo queramos ver, nos damos cuentas que estás energías son primordiales, crudas, alejadas de lo que podemos concebir como humanas, pero que a su vez, tienen una serie de máscaras con las que el mago trabaja, y es ahí cuando toman las formas con las que son descriptas, pero esto es solo una pequeña porción de la realidad, una de las muchas formas en la que nuestra mente nos permite interactuar con el Otro Lado.

            Con esto no estoy diciendo que no podemos tener una relación de afecto con nuestras divinidades patronas o con espíritus con los que trabajamos diariamente, por el contrario, suele pasar, pero no debemos confundir las cosas, no vamos a tomar el té con tortas a la 5 de la tarde con Lilith y Hécate. Hay que ser serios si se pretende progresar en todo esto.

            Al mismo tiempo, hay que colocar cada cosa en su lugar, y dejar de hacer mezclas extrañas, que en mi experiencia llevan a la fantasía y en muchos casos a la demencia. La magia, como siempre digo, no necesita de otras disciplinas para ser explicada, no necesita de la física o de la psicología. Cuando en magia se habla de energía, nos referimos a energías espirituales o psíquicas, pero no hablamos de energía como lo podría hacer la física tradicional o cuántica, tan de modo dentro del ocultismo. Simplemente no es lógico hablar de lo que no entendemos, la magia tiene sus propias reglas, que ya de por sí son complejas, como para encorajarnos con asuntos que no nos competen y que no somos competentes. Tiamat y el Caos Primordial no son el Big Bang, ¿por qué querer inventar que es la misma cosa? Lo mismo cuando buscamos usar la magia como herramienta de la psicología, pero no somos psicólogos, entonces cuando un psicólogo se enoja y desmiente el proceso mágico, al final de cuentas algo de razón tiene, porque si seguimos insistiendo en estupideces salidas de la mente de alguien que no tiene fundamentos académicos, es obvio que los demás digan: esto no es así. Y créanme, por más que usemos la palabra arquetipo o inconsciente, estamos muy lejos de tener el conocimiento que posee una persona que se formó en una universidad en psicología, lo mismo vale si usamos palabras como energía, planos, dimensiones, etc. no somos físicos, ni nos acercamos.

            Es que una vez más, seamos sensatos, la magia se explica perfectamente por la magia misma, no hay una necesidad de convencer a nadie de nada, si los demás no quieren creen en lo que uno hace, pues bien por ello, esto es un proceso personal, solitario, no una religión masiva, no buscamos salvar a nadie, ni iluminar a nadie, en todo caso deberíamos ver de hacer el trabajo para nosotros mismos en vez de entrar en debates con otras personas. Magia no es religión, no es un culto, no buscamos convencer, ni convertir a nadie. La magia no tiene partido político ni aboga por los derechos humanos, pero tampoco incita al odio ni la destrucción. La magia es un arte, es el arte del cambio y la transformación, el mago, por medio de diversos rituales se transforma a sí mismo, encendiendo la chispa de su divinidad interna, lo que le permite conocerse a sí mismo, muchos más de lo que muchas personas harán en toda su vida, reconoce su potencial y sus limitaciones, busca superarlas, busca empoderarse y ganar poder, primero sobre su universo personal y luego sobre su entorno, vive el aquí y al ahora, abraza la vida, la carne y todos sus placeres, y muchos de nosotros además, buscamos la inmortalidad de la conciencia. Para esto, hacemos uso del mito, lo estudiamos y luego logramos una síntesis que nos permite operar mágicamente.

            Finalizo diciendo, busquemos ser lógicos, estamos en el posmodernismo, en la era de la información, no en el Medioevo, el oscurantismo ya pasó, no volvamos siempre a los mismos patrones disfrazados de progreso o de explicaciones estúpidas que lo único que hace es hace es crear estancamiento.

Saludos y buena magia.

Daemon Barzai

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