Dragones y Serpientes del Abismo (III)

Leviatán

La Gran Serpiente de las Aguas Abismales

Sigilo de Leviatán

Lo prometido es deuda como decimos por acá, y llega el tiempo de hablar de Leviatán. Honestamente la considero una manifestación de la Serpiente/Dragón más complejas de poder hablar, ya que la experiencia es tan personal, que es difícil de describir con palabras como es trabajar con esta divinidad. Por un lado, y para algunos mitos, es una entidad femenina, para otros es masculina, aunque puede ser ambas. En mi experiencia, Leviatán es la síntesis de los opuestos, y de algún modo es la trascendencia de la dualidad. Se cree que de la unión impía del Samael y Lilith, nace una bestia marina conocida como Tanin’iver, que para muchos no es más que el mismo Leviatán. Por supuesto que este es un concepto que lo podemos discutir, y habrá quien diga que si y otros que digan que no. En mi concepto, puede ser, no puedo afirmar ni negar la experiencia personal de otro magos.

Leviatán es aquella divinidad que nos hace trascender la barrera de los opuesto, unificando ambas fuerza y de algún modo sirve de nexo entre el plano físico y la realidad que hay más allá. Pero al mismo tiempo, es una fuerza primigenia y cósmica, de ahí que en muchos rituales, las visiones son confusas para muchos magos. Mucha gente queda mareada luego de los rituales con Leviatán, porque su mensaje es tan vasto y en algunos casos tan estelar que simplemente no comprenden que es lo que han experimentado. Claro que esto tiene que ver con el nivel iniciático en el que se encuentran. Muchas veces pasa que captan algo que está más allá del nivel de la comprensión del momento y es por esto que se vuelve confuso.

En tradiciones como la Demonolatría, Leviatán ocupa un lugar central y es invocado para fines muy prácticos, ya que tiene que ver con el agua, es un guardián del círculo pero también es quien rige las emociones, la intuición y el plano astral. Algo muy interesante que veo en esto es los dos «opuestos», es decir por un lado, tenemos visiones cósmicas de un dragón/serpiente que proviene de las aguas abismales, y por el otro lado, tenemos una invocación mucho más elemental de su energía y aplicada hacia un fin mucho más práctico como por ejemplo conseguir dirección de las emociones. Y quizás ustedes se estén preguntando: ¿cuál de las dos está bien? Respuesta: ambas. Considero que este sendero tiene que ver con el equilibrio, creo que esto ya me lo han leído miles de veces, una cosa no invalida a la otra. Considero que uno puede invocar la esencia de un dios, demonios o fuerza, para un propósito práctico, absorbemos su energía y buscamos su guía para producir un cambio en nuestra realidad por medio de la voluntad enfocada. Pues, como siempre digo, mientras tengamos un cuerpo físico, no importa que tan avanzado estemos en el Qlipoth (suponiendo que seguimos esté mapa) seguiremos siendo humanos, con necesidades, deseos, y cosas que de un modo u otro nos conectan con el aquí y ahora. Sostengo, esto no está mal, por el contrario, si no tenemos para comer, no podemos comprar velas para nuestros rituales, si nos sentimos solos y no experimentamos el gozo del amor, dudo mucho que nos satisfaga invocar a un dios primordial, si no tenemos en donde vivir y pasamos frío, dudo mucho que queramos hacer una ceremonia al aire libre. Y toda esta reflexión es debido a que Leviatán es aquel que une los opuestos, el arriba con el abajo, el plano astral con el material, y de un modo u otro nos enseña el equilibrio de los opuestos, que es lo que son, opuestos, no enemigos 🙂

Dicho lo dicho, les dejo un ritual de invocación a Leviatán, un ritual que trae siempre cambios, internos como externos, y que todo depende del enfoque que le demos es lo que obtendremos. Es decir, si buscamos conectarnos con su lado más estelar, es justo lo que veremos y experimentaremos, complejas imágenes, sueños y visiones, y si nos enfocamos en su lado más elemental, quizás tengamos su guía y energía en cosas que tienen que ver con los sueños, las emociones, el astral, y todo elemento que relacionemos con el agua.

Para el siguiente ritual, decora tu altar con algunas velas negra, y una vela azul. En tu cáliz, coloca agua de mar, o agua con sal gruesa. El sigilo de Leviatán será el punto focal para el ritual. Cuando estés listo para comenzar, recita a modo de mantra 11 veces:

«Leviatán, Tanin’iver, Liftoach Kliffoth»

Luego alza tu daga y comienza con la invocación:

¡In Nomine Draconis!

¡Lepaca Leviatán!

Dragón de las Aguas Profundas,

Quien Gobierna en los Océanos Cósmicos del Universo,

Despierta una vez más,

Y acude a mi llamado,

Yo (nombre mágico), te llamo para (declara la intención de tu ritual).

Serpiente cómica,

Que tu veneno consuma los velos que separan los mundos,

Que las realidades se crucen una vez más,

Que tu poder emerja dentro mío,

Así podré trascender la dualidad,

Y veré más allá de la ilusión.

Poderoso Dragón de las Aguas Abismales,

Quien anuncia su presencia con rayo y relámpagos,

Agita las Aguas Astrales,

Y manifiesta tu presencia infinita en este templo de carne,

Mi mente es tu vasija,

Y mi alma es tu altar,

Desciende en mi ahora,

Mostrándome aquello que tengo que ver.

¡In Nomine Draconis!

¡Ho Ophis Ho Archaios!

¡Ho Drakon Ho Megas!

Abre tu mente a la experiencia, deja que Leviatán te muestre aquello que tengas que ver. Cuando quieras finalizar, dale las gracias a Leviatán y da por concluido con el ritual.

Gracias por leer.

HDHM!

Daemon Barzai.

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