Balance de Fin de Año

Hoy me gustaría hacer un balance de fin de año en relación a mi trabajo en Diario de un Brujo. No uno edulcorado, no uno de esos balances optimistas por obligación, sino uno real. Porque las cosas cambian, y no todos los cambios son cómodos ni luminosos. Algunos son necesarios, otros duelen, y otros simplemente te obligan a parar y mirar de frente lo que hay. No todo es bueno, no todo cambio es fabuloso, y no tiene sentido adornar la realidad solo para quedar bien. Mentirnos a nosotros mismos es una pérdida de tiempo, y ya no estoy para eso.

No les voy a mentir: a lo largo de este año me he preguntado varias veces qué hacer con Diario de un Brujo. Me he planteado seriamente si no había llegado a su ciclo final después de más de quince años. No sabía si tenía ganas de seguir, pero más importante aún, no sabía si tenía algo que aportar. Y esto es algo que pocas veces se dice en voz alta: uno no siempre tiene algo nuevo que decir. A veces simplemente no lo hay. Repetir lo mismo una y otra vez con palabras distintas no me parece justo, ni para mí ni para quienes leen. Cuando escribir se convierte en ruido, prefiero el silencio. Así que no fui impulsivo, no cerré nada, no tomé decisiones dramáticas. Simplemente dejé que todo decantara solo.

Honestamente, no sé cuántas personas leen esto. No sé si son pocas o muchas, y tampoco tengo una forma real de medirlo. Las redes sociales no son un parámetro fiable de absolutamente nada. Facebook un día te muestra y al siguiente te vuelve invisible. Instagram es un poco más generoso, pero tampoco tanto. Y seamos realistas: yo no hago vídeos, no tengo TikTok, no tengo YouTube, ni reels constantes, ni presencia permanente. Y eso, en el ecosistema actual, se castiga. Pero no es algo de lo que me arrepienta. No tengo el carisma, ni las ganas, ni la energía para ese formato, y tampoco siento que deba forzar algo que no va conmigo. Hay gente ahí fuera que lo hace muy bien, y me parece perfecto que sea así.

Este año también di varias formaciones en magia. La más extensa fue una formación de trece meses en Magia Draconiana, que es el ámbito en el que me especialicé durante años dentro del Sendero de la Mano Izquierda. También hubo cursos más cortos y específicos. Agradezco profundamente a las personas que invirtieron su tiempo y su dinero, y espero sinceramente que hayan podido sacar provecho, ideas, rituales, enfoques y herramientas que puedan integrar en su propia visión de la magia. Eso siempre ha sido lo importante para mí. Sin embargo, no tengo claro si el año que viene abriré nuevas formaciones. Me encanta enseñar, de verdad, pero es muy demandante. La relación entre tiempo, energía, materiales, preparación y compensación económica no siempre está equilibrada, y muchas veces pesa más de lo que uno quiere admitir. No nos engañemos: detrás de todo esto hay una persona con responsabilidades, con una renta que pagar, con gastos, con una vida que sostener. Dedicar una enorme cantidad de tiempo a formar a otros por un pago que en la mayoría de los casos ha sido bajo y simbólico —con la excepción de la formación en Magia Draconiana, que sí tenía un pago mensual real— no siempre compensa. Así que el año próximo veré con calma qué hago al respecto.

También abrí mi consulta de tarot, algo que amo profundamente. Leer la baraja es una de las prácticas que más disfruto, y en ese sentido ha ido bien. Pero no creo que continúe. Mis lecturas son orientativas, buscan dar un mensaje, una perspectiva, una luz sobre una situación concreta. No soy psicólogo, no hago tarot terapéutico, ni tengo las herramientas para sostener procesos de salud mental. Y, siendo honesto, muchas personas necesitan ayuda profesional más que la palabra de un cartomante. Por eso decidí dejar de ofrecer consultas abiertas y reservar mis lecturas solo para personas que conozco, que entienden el funcionamiento real de la cartomancia y no depositan expectativas que no corresponden.

Sé que todo esto puede sonar negativo, y en parte lo es. Pero dije que no iba a maquillar nada. Las cosas son como son, y decirlas con claridad también es una forma de respeto. Sin embargo, no todo ha sido oscuro. Tras mucho pensar, probar, equivocarme y filtrar, logré formar mi Círculo de Brujería Tradicional. Y eso sí es un logro enorme. Gente excepcional, respetuosa, con criterio, con ganas reales de compartir y aprender. No ha sido fácil, sobre todo el proceso de entrevistas, especialmente cuando muchas personas se acercan a la Brujería Tradicional o Folclórica creyendo que es Sendero de la Mano Izquierda, cuando no hay nada más lejos de eso. Hay un desconocimiento profundo, lecturas erróneas, interpretaciones forzadas, especialmente de textos como los del Cultus Sabbati. Mucha gente cree que Chumbley y su entorno dicen cosas que en realidad no dicen. No pertenezco a esa tradición, pero sé de lo que hablo, y veo constantemente mezclas extrañas, desconectadas, sin anclaje real en la brujería. Aun así, en ese nivel siento que algo se ha logrado, y no es poco.

¿Y ahora qué? En parte es un misterio, incluso para mí. Supongo que seguiré subiendo cosas al blog cuando sienta que tengo algo que decir, y cuando no, simplemente no lo haré. Tengo varios libros en desarrollo para el año que viene, eso sí lo sé, y los anunciaré cuando llegue el momento. No tengo prisa.

Me despido agradecido, siempre, de quienes valoran mi trabajo, de quienes leen, comentan, acompañan, estén desde hace años o hayan llegado hace poco. Sean muchos o pocos, esto sigue siendo para ustedes.

Buen año.

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